Abro hilo

El misterio de Llados, enemigo de las panzas y los mileuristas

Un 'coach' grotesco, el público de la final de Wimbledon y los estrenos cinematográficos copan las redes

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El imperio romano de 1930

Las redes sociales lanzan al estrellato, casi siempre efímero, a personajes a menudo grotescos pero que, por una u otra razón, encuentran la preciada tecla de la viralidad. Es exactamente lo que le ha pasado a Amadeo Llados, un energúmeno inculto y soez que, sin embargo, ya ha dejado varios vídeos para la posteridad. Si muchos jóvenes se relacionan estos días prácticamente intercambiando palabras como "panza", "mileurista" o "fuuuuuck" (pronunciado alargando mucho la vocal y con un acento inclasificable, entre pijo y garrulo) se debe a este hipermusculado e hipertatuado 'tiktoker'.

¿A qué se dedica exactamente Llados? Parece que a vender cursillos a pobres incautos en los que los intenta empoderar con consignas de autoayuda que, de tan casposas y tronadas, mueven a la carcajada. "La gente hoy en día se piensa que copiar es malo. A ver, cabrones, todos copiamos. Estamos tontos o qué. Solo léete un libro de 1930, de la época romana. No hay más, no se ha descubierto nada nuevo", alecciona en un vídeo a unos adolescentes sin camiseta.

Sus delirantes discursos sobre que quien es pobre lo es porque quiere, sus vídeos con cochazos y sus fanfarronadas se han convertido en los protagonistas indiscutibles de la semana en las redes sociales. Él dice que en 2015 era friegaplatos -'fregaplatos' en su versión- y que en solo tres años se hizo millonario. Pero lo poco que se sabe de su pasado pone en cuestión este origen humilde, como que pudiera participar con escudería propia en el campeonato de Moto2. También parece turbio su modelo de negocio: tiene decenas de cuentas de Instagram donde se presenta como "coach de fitness", a través de las cuales capta a clientes, a los que ofrece una comisión por la gente que a su vez consigan captar. Atufa a esquema Ponzi, a timo piramidal de toda la vida. Si no fuera por eso, daría mucha risa.