Entre las formas excéntricas que los millonarios eligen para matar el tiempo están tanto el descenso en una especie de furgoneta acuática a los restos del Titanic -que acaba mal- como los duelos a golpes más propios del siglo XIX que de la era de la inteligencia artificial. Lo paradójico es que son precisamente los dos rostros más conocidos de la revolución tecnológica quienes amenazan con darse de puñetazos y patadas para dirimir la hegemonía de las redes sociales: Elon Musk, propietario de Twitter -entre muchas otras cosas- y Mark Zuckerberg, dueño de Meta.

Todo empezó como una broma, pero no está claro que lo siga siendo. Zuckerberg, cuya empresa engloba redes tan importes como Instagram o Facebook, está preparando el lanzamiento de un medio para competir con Twitter, llamado Threads. Musk comentó la noticia de forma irónica: "Estoy seguro de que la Tierra no puede esperar para estar exclusivamente bajo el control de Zuck sin otras opciones. Al menos será ‘cuerdo’. Estaba preocupado por un momento". Dice lo de"cuerdo" porque en el texto que anuncia la irrupción de Zuckerberg se acusa a Musk de llevar una gestión algo alocada de Twitter.

Pero lo importante es que Musk fue en otro mensaje un poco más allá, y se declaró "listo para una pelea en una jaula" -un escenario habitual en las artes marciales mixtas- si Zuckerberg "también lo está". La respuesta del dueño de Meta no llegó vía Twitter, sino que usó una de las redes de su propiedad: en una publicación en las 'stories' de Instagram pidió a Musk que, simplemente, le dijera el lugar de la pelea; el propietario de Twitter propuso el mítico octógono de Las Vegas. El último vídeo de Musk alusivo al asunto parece devolver el reto al universo de las bromas. Describe entre risas su técnica de ataque como "la morsa": "Me tumbo encima de ti y no hago nada".