Una tienda de cigarrillos electrónicos, una dependienta que está sola, ausencia de medidas de seguridad... El escenario ideal para un atraco, ¿no? ¿Qué podía salir mal? Pues, en esencia, todo. Eso es lo que le sucedió al atracador que el pasado 2 de septiembre pretendió asaltar uno de esos establecimientos en Denver (EEUU).
Tras entrar en el local y acercarse al mostrador, el ladrón quiso sacar su arma para encañonar a la dependienta, con tan mala fortuna que la pistola se le escurrió y salió volando hacia el interior del mostrador.
El atracador quiso entonces recuperarla e intentó saltar por encima del mostrador, pero fue incapaz. Convencido de que mejor dejarlo correr, el ladrón huye y abre la puerta golpeándola con las dos piernas. Sin embargo, con tanto movimiento, el pantalón se le desabrocha y, ya en la calle, se le cae a las rodillas.