Llegan las olas de frío y toca resguardarse. En plena temporada gélida, en un parque multiaventura de Carolina del Norte (Estados Unidos) están preocupados por la supervivencia de los caimanes.
Como estos reptiles no pueden generar su propio calor corporal, despliegan un mecanismo peculiar para mantener la temperatura, que consiste en romper el hielo con sus fauces y sacar la cabeza fuera para después caer en estado de hibernación.
La falta de pelo y grasa les impide mantener el calor, pero estos aligátores sobreviven a las bajas temperaturas sacando el hocico y dejando el cuerpo sumergido, en estado de semiinconsciencia, hasta que finalmente suban las temperaturas.
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