Con su sensibilidad artística, Maria Joao Flôxo traza un dibujo esquemático para expresar su visión de la Unión Europea: «Por encima están Alemania y Francia; por debajo, España, Grecia, Portugal e Italia; y luego están los países neutros, como Finlandia, Dinamarca, Bélgica y los Países Bajos, que no destacan ni por arriba ni por abajo». Y estos últimos son, en su opinión, el espejo en que los rezagados del sur deberían mirarse a nivel político y económico, pero también social. «Quizá deberían estar al frente de las políticas europeas dirigentes de estos países», propone. Y es que a su juicio, a la UE «le falta cohesión y estabilidad económica y política; más equilibrio y menos desigualdades».

Maria sostiene que en su país la entrada en la UE fue un mazazo para la industria y la agricultura -«empezamos a importar demasiado»- y que el ingreso en la moneda única les remató -«los precios de las cosas se doblaron»-. En cambio, agradece a la Unión que abriera fronteras: «Gracias a eso jóvenes como yo encontramos facilidades para movernos y buscarnos la vida».

Luego llegó la crisis que mantiene postrados a los países «de abajo» de su dibujo, incluido el suyo. Maria no se ve capaz de interpretar los arcanos de la macroeconomía y por eso dice no ser quién para valorar en qué medida ha sido buena o mala la intervención de la UE en Portugal. «Pero como ciudadana, sufro las consecuencias y puedo decir que las medidas de austeridad han llevado a Portugal a la miseria. Es injusto».

Con todo, Maria cree que la Unión puede funcionar. Pero el momento es clave: «O luchamos contra los desequilibrios ya o esto se romperá y no habrá futuro». I. S. H.