La 'playlist' de la Euro

El máximo artillero del club de la tragedia

Paolino Pulici, en 1974, en el estado Comunale de Turín.

El delantero Paolino Pulici llegó al Torino FC de rebote, después de que Helenio Herrera y Giovanni Invernizzi hubieran desaconsejado su incorporación al Inter de Milán por considerar que aquel chaval de 16 años capaz de correr los 100 metros en 10 segundos y 5 décimas -¡con las botas de tacos!- era “demasiado rápido” para jugar a fútbol y debía dedicarse al atletismo. Pese a su juventud, Pulici era ya entonces un fumador compulsivo, hábito que había desarrollado en las duras jornadas de trabajo en una fábrica de hilos de cobre como método para contrarrestar el desagradable y pernicioso regusto de los vapores del metal (Paolino era alérgico a la leche, que era lo que consumían la mayoría de los operarios). Cuando llegó la llamada del Torino, en 1967, Pulici le pidió a su supervisor que le guardara el puesto en la fábrica durante un año por si la cosa salía mal. No salió mal.