Campo de batallitas

Goles de oro, goles de nada y la justicia perfecta que nunca existirá

A falta de un remedio mejor, las tandas de penaltis siguen siendo inevitables para romper empates. Han sobrevivido a inventos como el gol de oro u otros más excéntricos como el gol de plata

Oliver Bierhoff, tras marcar el gol de oro que dio la Eurocopa a Alemania en la final de 1996 ante la República Checa en Wembley

El año que viene se cumplirá un siglo de la desconocida hazaña de Billy Minter, un futbolista inglés que marcó siete goles en un partido de la Cup de 1922. El verdadero interés de su logro, más allá de la orgiástica cifra (por comparar, en el Barça el récord lo tiene Kubala también con siete, en 1952 al Sporting de Gijón), lo da el hecho de que no sirvió para nada. Su equipo, el St. Albans City, perdió la eliminatoria contra el Dulwich Hamlet por 8-7.