Andreu, el modista de la 'gauche divine': "La muerte de Franco nos pilló en Bocaccio de madrugada y ¡brindamos con champán!"

Por primera vez, una muestra retrospectiva rinde homenaje a uno de los grandes nombres de la moda catalana, Josep Andreu i Fages, más conocido como Andrés Andreu, el nombre de la marca que le hizo famoso en los años 60 y 70, o simplemente Andreu (Tarragona, 1940), el diseñador que se codeó y vistió a la 'gauche divine', esa amalgama de 'gente guapa' compuesta con un poco de hippy-pijos, progres, artistas, modelos e intelectuales modernos y libertarios que se citaban, noche sí y noche también, en el subterráneo del número 505 de la calle de Muntaner de Barcelona, donde se ubicaba la mítica Bocaccio.

Desde 1967 hasta su cierre, en 1985, divinidades que hoy serían de lo más 'cool' encontraron en la discoteca de decoración modernista su templo, como otras deidades hallaron los suyos en otras capitales modernas, como París, Londres o Nueva York. Eran habituales de la sala el promotor cultural Oriol Regàs, los fotógrafos Xavier Miserachs, Colita y Oriol Maspons, la maniquí, actriz y musa del movimiento, Teresa Gimpera, los editores Beatriz de Moura o Jorge Herralde, los escritores Terenci Moix, Juan Marsé o Rosa Regàs, o el periodista Joan de Sagarra, justo el que bautizó así a la 'troupe', izquierda divina, por ser más bien izquierdosos, y porque coincidían en reivindicar una liberación de las formas tradicionales de entender la vida de aquellos años aún de dictadura. El gusto por la moda fue una de estas demandas y el modista Josep Andreu fue uno de los referentes para las mujeres de la 'gauche divine'.

El vestido de novia de la Gimpera

"Teresa Gimpera y Mònica Randall fueron muy amigas mías, y les hice muchísimos vestidos. A Teresa, incluso el de su boda con el actor californiano Craig Hill. Le diseñé un dos piezas blanco de falda plegada y una chaqueta con bordados en las mangas. También a Mónica, que nos ha prestado cinco para esta exposición", relata Andreu, que hace de cicerone para El Periódico en una visita guiada por las burguesas estancias de la Fundació Rocamora, el palacete sito en el número 12 de la calle Ballester, en Sarrià-Sant Gervasi, que acoge hasta el 1 de diciembre la muestra de 61 vestidos de 'Andreu, el modista de la gauche divine'. Desde 2015 la citada fundación y la de Antoni de Montpalau programan una exhibición sobre moda en la que fuera casa del gran coleccionista de indumentaria, escritor, pintor y mecenas, Manuel Rocamora. Junto a su madre, Ana Vidal i Sala, reunieron en esta misma finca más de 5.000 trajes, que tras ser donados a la ciudad, fueron la base del Museu Tèxtil y de Indumentària, hoy integrado en el Museu del Disseny. Tras Pertegaz, Carmen Mir o David Delfín, ahora el protagonista es el que fuera el discípulo del gran Pedro Rodríguez.

Quien venga a la exposición descubrirá, además de joyas de alta costura y 'prêt-à-porter' de una calidad excepcional que proyectó el nombre de Andreu a escala internacional, que le llevó a vestir para varias de sus películas a actrices como Sofía Loren y Ursula Andress, y a vender sus colecciones en famosos almacenes neoyorquinos como Macy's, colecciones de cerámica, abanicos firmados por personalidades y grandes cuadros como el de Ramon Casas que cuelga del comedor.

El 'Halston' de Barcelona

Desde finales de los 60, Andreu recuerda haber viajado a EEUU "en 57 ocasiones". "También frecuenté el ambiente de Studio 54. Coincidí con Liza Minnelli, Bianca Jagger y Roy Halston, el gran modista norteamericano... Iba muchísima gente y había un ambiente más que de fiesta, como de frenesí, la gente hacía lo que le daba la gana. Yo era entonces un poco como el Halston de Barcelona, pero en Bocaccio había otro ambiente, no era una discoteca, la gente hablaba, y también bebía mucho. Las noches duraban días enteros en Bocaccio, pero a las nueve todos a trabajar. Yo, por ejemplo, nunca llegué tarde al trabajo", recuerda Andreu, el modista de la noche barcelonesa de los 70 fiel a su icónica estampa: siempre de negro, con sombrero a juego, barba y gafas.

"Recuerdo que cuando murió Franco estábamos en Bocaccio, ya habían cerrado pero quedábamos unos cuantos. Cuando supimos la noticia, pedimos una botella de champán y bridamos!", se ríe el modista, quien también colaboró a menudo con los directores de la llamada Escuela de Barcelona, desde Pere Portabella a Antoni Ribas, pasando por Jacinto Esteve, y en conocidas películas, como 'Las crueles (Un cadáver exquisito)', de Vicente Aranda, con Teresa Gimpera y Capucine.

En esta muestra con maniquís diseminados por las estancias de dos pisos se cuentan abrigos, chaquetillas, un esmoquin muy YSL -de la Randall-, vestidos con espaldas vertiginosas, cuellos arquitectónicos, muchos bordados, diseños de punto -"uno de mis enseñas", afirma Andreu- así como una extensa colección de trajes cedidos por Mercedes Mencos Bosch, condesa viuda de Montseny, y que fue hasta casi el fin de la carrera del modista, bien entrada la primera década de este siglo, una de sus mejores clientas. También lo fueron todas sus hijas, por su puesto la archifamosa presentadora Mercedes Milà. "Este vestido de blonda negro se lo presté yo para presentar un festival de San Sebastián, antes de se hiciera tan popular en la tele con 'Gran Hermano", señala.

Clásico y vanguardista

Aunque ya no diseña, sigue dibujando figurines con igual maestría, siempre escorados en la "mezcla de lo clásico y lo vanguardista", como define su estilo Andreu.

Los que se pueden admirar en esta exposición abarcan desde 1968 y hasta 2017, y, además de las antes mencionadas, incluyen diseños que llevaron la escritora Margarita Rivière -incluido su vestido celeste corto con el que fue de novia-; modelos icónicas suyas, como Montse Riba y Carmen Taché, y otras maniquís que los lucieron como Francina o Paola Dominguín. Fue el modista de cabecera de Randall, con la que hizo un tándem perfecto, y de Carme Elias, Conchita Bautista o el célebre 'showman' y transformista Ángel Pavlovsky.

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