En respuesta a la carta de Elena Pérez sobre los asientos reservados en los autobuses, quiero decir que tanto mi señora como un servidor, somos vendedores de la ONCE -mi señora con problemas tanto visuales como auditivos, y yo con problemas físicos-, vamos con un perro guía además del bastón claramente identificativo de los invidentes, y yo con un bastón normal.
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Pues, aún así, tengo que decir que decir que la gente hace caso omiso a estos problemas: tenemos que ir de pie las siete paradas, de Urquinaona a Selva de Mar o viceversa, porque los señores y señoras, niños y niñas y demás incívicos sin escrúpulos, no se dignan a ceder su asiento a personas con discapacidad,a gente mayor o a embarazadas.
Así, tienes que pedir que te cedan el sitio, y encima te miran mal, porque les estropeas su dedicación al móvil o a la lectura o simplemente a su siesta. Se han perdido las formas, las maneras, la educación que había antes. Estamos en una época en que abunda el incivismo y eso es fruto de la educación que les han inculcado.