El viernes 29 de noviembre quedará definitivamente inaugurada la temporada de compras navideñas, y es que el Black Friday está a la vuelta de la esquina. Mientras intentaba atender a un seminario en mi universidad, he visto como todas las pantallas que tenía delante navegaban entre varias webs buscando las mejores ofertas. Me aterroriza. ¿Por qué solo hemos adoptado las rebajas significativas y no el hecho de dar las gracias de esta tradición estadounidense?
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Arrasamos cómo caníbales con los números rojos de los escaparates y con todas esas cosas que en realidad no necesitamos. Ojalá nos diésemos cuenta de que las necesidades humanas son otras, y que dar las gracias vale más que el vestido perfecto para una cena de Navidad.