Desde mayo del año pasado, los residentes de Mallorca hemos podido disfrutar de la isla como antes, sin un turismo masificado. El del 2020 fue un verano como ningún otro, todas las playas gozaban de agua cristalina, ni rastro de basura, ni arena removida por la cantidad de gente bañándose. La isla lucía diferente, volvió a ganar su encanto.
Entretodos
Mallorca vive del turismo, es el sector más importante y todos lo sabemos. Pero, a pesar de la pérdida de dinero, nadie puede negar que se echaba de menos vivir un verano con solamente residentes, y sin esos turistas que lo único que hacen es destrozar y dar una mala imagen a nuestra isla.
Ahora, solo nos quedará el recuerdo de estos meses, porque hemos reabierto a lo que parece más turismo masificado, con aviones aterrizando cada dos minutos y miles de personas contaminando nuestro hogar.