Vivimos con la constante necesidad de seguir el ritmo que llevan los demás. Si no haces los planes que hace todo el mundo o no estás cumpliendo tus sueños como el resto, te sientes frustrado contigo mismo porque sientes que tu vida está en pausa, que no avanzas. Comparas tu vida con la que los demás muestran en redes sociales y te atribuyes la culpa de tu infelicidad porque crees que está en tus manos cambiar tu propio destino.
Entretodos
Esta sociedad de la inmediatez está acabando con el alma y el carisma de muchas personas que quizá solo necesitan otro tempo, descansar la mente un poco más que el resto para ser ellas mismas en su máximo esplendor.