La indecencia del PP y Ciudadanos al acusar al Gobierno de acercar presos a cambio de acuerdos es mayúscula. Encubren que, cuando ETA continuaba asesinando y secuestrando, Aznar negoció con la banda a la que llamaba «movimiento vasco de liberación».
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En la negociación, el secretario de Estado para la Seguridad sostuvo que «no podrá haber nunca ni vencedores ni vencidos» y que el Gobierno «no busca la rendición total» de ETA. Aznar, en esa etapa, acercó a 574 presos a Euskadi porque «el Gobierno, cuando toma decisiones, hace política» y añadió estar dispuesto a llegar «al perdón, la generosidad y la comprensión». La oposición, lealmente, lo apoyó.
Ahora que ETA lleva años disuelta y sin asesinar, acercar a la población reclusa a una cárcel próxima a su domicilio es una regla de reinserción. Mantener a los presos alejados de sus familias, viola la Convención Europea de Derechos Humanos, es cruel, carece de sentido y fomenta el odio. Así, ¡que ya vale!