El sistema capitalista es maquiavélicamente perverso poniéndonos en la disyuntiva de trabajo o bombas: unos se enriquecen con el negocio armamentístico, que siempre mata a inocentes, y los Estados aparcan la ética por miedo a destruir empleos.
Entretodos
¿El dinero lo justifica todo? ¿Está por encima de la moral? Desde luego no es lo nos enseñaron nuestros padres ni lo que aprendimos en la escuela. "El fin no justifica los medios", nos decían. Bien, ¿entonces por qué continuamos vendiendo armas a Arabia Saudí?
Aunque empatizo con los trabajadores que ven peligrar sus puestos, también lo hago con las víctimas inocentes que morirán. Vender armamento a quien no respeta los derechos humanos, nos hace cómplices.