Ruedas pinchadas y esvásticas en los cristales del líder del Partido Popular en Catalunya, pintura amarilla en la puerta de la vivienda del magistrado Pablo Llarena, agresiones a policías que se manifiestan en Barcelona, etcétera. Esta es la democracia que tanto preconizan la CUP y sus cachorros. Y luego se les llena la boca de democracia y de luchar contra lo que ellos denominan fascistas. Eso sí, con métodos que nos recuerdan a etapas históricas pasadas, como en la Alemania de los años 30.
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Y aún tienen la cara dura de llamarnos a nosotros fascistas. Increíble... pero cierto. Siga así, señor Joaquim Torra, 'president' de la Generalitat de Catalunya, alentando a estos salvajes que se dedican a atacar a todo aquel que no piense como ellos. Nosotros seguiremos defendiendo nuestra catalanidad dentro de un proyecto común que se llama España, sintiendo orgullo por aquellos que, jugándose el tipo, siguen adelante con sus convicciones, estas sí, de defensa de una democracia real y plural.