La Junta Electoral Central no ha apreciado electoralismo, benévolamente, en el golpe de efecto mediático protagonizado por el presidente del Gobierno de la nación con su inaudito y audaz amago de dimisión al que, tras el período de cinco días de reflexión, para captar la atención ciudadana expectante, desdecirse y efectuar una solemne declaración institucional, así como conceder una entrevista a TVE, en horario de máxima audiencia, todo ello en plena campaña de las elecciones catalanas y ante la inminencia de las europeas.

Ese proceder no deja de ser una censurable instrumentalización partidista de medios públicos. La Junta, por el contrario, ha abierto expediente sancionador al solícito Tezanos, Presidente del CIS, por publicar, en plena campaña electoral, un sondeo flash sobre la disparada intención de voto del PSOE.

Cualquier observador imparcial podrá convenir que ese actuar no tiene otro propósito que influir e interferir en los comicios. Valerse de tácticas arteras, ilícitas, transgresoras e inmorales para conseguir, a cualquier precio, un objetivo, tiene un nombre. Es hacer juego sucio.