Es triste ver como día tras día las televisiones abren sus informativos con imágenes de seres humanos desfallecidos que llegan a una costa europea o son salvados in-extremis en alta mar. Pero lo peor son todos aquellos que en el intento por buscar su libertad, una esperanza, su dignidad, pierden la vida en el intento y sus cuerpos forman parte del gran cementerio: el marino. Luchan por sobrevivir y acaban en un mar donde sus esperanzas acaban y son destruidas.
Entretodos
Por desgracia aquellos que han sobrevivido, cuando llegan a tierra, ese lugar que esperaban que les daría felicidad, bienestar, les recibe con: esclavitud salarial, persecución, xenofobia, irracionalidad, indignidad, insensatez. Todo aquello de lo que huían y les movió a emprender un camino lleno de peligros. Triste pero cierto, pensemos lo que pensemos. Por tanto lo que debemos exigir a los políticos, a nuestra sociedad, es que vean a estas personas como seres humanos con dignidad, con ganas de libertad y bienestar. Ya hay bastantes muertos en ese gran cementerio marino. De todos y todas es la responsabilidad para que esto acabe.
Una vida humana vale mucho, merece un respeto, sea de donde sea y haya nacido donde haya nacido. Solo así aprenderemos que la vida es dignidad. Nuestra misión como ciudadanos/as democráticos es defenderla, para que así los cementerios marinos no aumenten de personas que salen de su país en busca de libertad, bienestar, dignidad que como seres humanos tienen y merecen.