Ayer por la mañana me entrevistaron las cámaras de TV-3, a propósito del banco expropiado del barrio de Gràcia. Mientras intervenía, un hombre me increpó en medio de la calle. No aceptaba que un vecino, como es mi caso, apoyara un centro cívico que proporcionaba dinamismo y le imprimía una cierta cohesión al barrio. Eso le expliqué a las cámaras de TV-3, más allá de aquella interrupción espontánea. Sin embargo, cuando emitieron la entrevista en Els Matins, sólo apareció la intervención del hombre. A mí me dejaron, literalmente, con la palabra en la boca. Bravo por TV-3, una televisión pública ¿de todos?
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