Hace años que oímos la loca expresión “el cliente siempre tiene la razón”. Hemos normalizado que esta frase es correcta, pero la profesionalidad se mide por la pericia, la eficacia, la seriedad y la honradez a la hora de desempeñar un trabajo o actividad, no por lo que se esté dispuesto a soportar. Quien trabaja de cara al público no tiene que aguantar faltas de respeto, aunque algunos o algunas piensen que es parte de su trabajo. Como seguramente muchos de ustedes, he presenciado algunos espectáculos lamentables en ciertos comercios, en los que los clientes aseguraban que tenían la razón cuando era muy evidente que no. Clientes que se convierten en niños pequeños cuando no les dan lo que quieren, solo con el objetivo de llevar la razón y con el firme convencimiento de que el cliente tiene la razón sobre lo que sea. "Pues me enfado y no respiro".
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