Se ha establecido un toque de queda en las casas de once de la noche a las seis de la mañana. Me gustaría aclarar algunas de las actuaciones que se han llevado a cabo durante la crisis del coronavirus por parte del Gobierno. Primero de todo, considero que existen dos hechos totalmente aislados: la crisis de la covid y el poder político. Cada vez más se está viendo reflejado como las grandes élites de nuestro país pretenden dominar todo el espectro social bajo su mandato, desde la declaración del estado de alarma en marzo de este año hasta la actualidad. Ninguna de estas medidas comparte una estrecha relación con la pandemia, ya que para controlar los rebrotes y los contagios no atañe al hecho de no poder pasear por la calle una noche, respetando las distancias y el uso de mascarilla.
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En segundo lugar, me gustaría hablar del Estado de partitocracia que caracteriza nuestro país. Así es, partitocracia, no democracia. Este Estado se basa en la elección de los ciudadanos de un representante político, reflejado en la figura de presidente. El problema es que este modelo gubernamental no apela al hecho de que cada diputado y cada miembro del Congreso no es elegido por la propia ciudadanía, sino por los mismos políticos, lo cual fomenta aún más el abuso de poder sin que los ciudadanos de a pie no puedan hacer absolutamente nada, ya que en este caso el derecho a voto no sirve para nada al no ser ejercido como tal.
En definitiva, lo más productivo en esta situación es ponerse en manos de los expertos sanitarios; no de las élites políticas creadas por ellos mismos. Los derechos fundamentales que todo ser humano posee solo por nacer, como la libertad y la libre opinión, están siendo vulnerados.