El sábado 14 de noviembre aparecía en la televisión la presidenta de la Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia, Amparo Sánchez Rosell, recordando que "el Daesh (Estado Islámico) alimenta la islamofobia, y la islamofobia alimenta al Daesh". Desde los actos terroristas en París son muchos los altos cargos, mandatarios de todo el mundo y opinadores varios que subrayan la necesidad de no fomentar el odio contra el Islam. Pero hay algo implícito en ello. Asocian, de alguna manera, la religión islámica en su versión más radical con ISIS. Pero ¿realmente ISIS defiende los intereses del Islam? ¿Su intención es radicalizar la religión y aniquilar a todos los paganos?
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Si uno se para a leer detenidamente todos los actos cometidos por ISIS se da cuenta que la mayoría de las victimas de este grupo terrorista son del Islam. De otras ramas de esta religión (no son pocas), pero musulmanes al fin y al cabo. Pero especialmente están en desacuerdo con gobernantes que están en el poder, muchos de ellos aliados de Estados Unidos y Europa, países que en buena medida han fomentado conflictos en Siria, Libia, Irak, Irán y tantos otros erigiendo como líder de estos países a quien más defendía sus intereses en la zona sin importarles demasiado cuán buen demócratas eran. Si primero fue Al-Qaeda a los ojos de Occidente quien reprochaba la invasión política (para ser políticamente correcto lo dejaremos así) ahora se suma ISIS.
Los mismos que ese viernes por la noche entraron en la discoteca Bataclan de París asesinando a casi un centenar de personas y gritando: "os vamos a hacer lo mismo que nos hacéis en Siria". Y en su éxito macabro metieron la religión por medio al grito de "Alá es grande". Y en esto se centra el mundo para acusarles. En esas palabras que entrometen un Islam no solo mal interpretado sino manipulado a su gusto para encubrir una cruzada más política que religiosa. Su motor no es la religión, es el odio.
El odio contra esos países de occidente que se entrometieron en la política y gestión de sus países de origen, que derrocaron a sus líderes para poner a otros que ellos no aceptan como tales. "Os vamos a hacer lo que nos hacéis en Siria!. Su odio es causa del dolor, de la vida en guerra, de la represión. Empezaron en sus países, se acogieron a la religión para ganar adeptos y reclutaron a personas de todo el mundo para generar un caos mundial. ¿El descontento de ISIS justifica sus actos terroristas, la destrucción de templos históricos y la muerte de miles de personas? Claro que no. Y sus actos son completamente injustificados y condenables cuanto mínimo.
¿Razón para empezar una guerra (que de hecho lleva años empezada)? Eso son cosas de políticos. Lo más importante ahora es mantener a la ciudadanía tranquila y gestionar el posible odio o rechazo a los musulmanes, recordarles que ISIS no comete estos atentados en nombre del Islam, solo lo usa como refugio y como técnica para captar adeptos de dos maneras distintas. Una, para captar adeptos para su causa, la mayoría musulmanes descontentos por el trato recibido en los países donde viven (ya sea en Oriente como en Occidente). Y dos, la que comentaba Amparo Sánchez Rosell, gracias al uso del Islam sus actos generan islamofobia. La pescadilla que se muerde la cola y que pese a todo, ahora mismo, se debe no morder.