El Gobierno ha decretado que este mes de octubre los mayores de 70 años comiencen a recibir, de manera voluntaria, la tercera dosis de la vacuna contra el covid. Sin ánimo de negar la eficacia de una vacuna que busca la inmunización de la sociedad como grupo, no puedo dejar de preguntarme ¿podemos permitirnos una tercera dosis sin investigaciones a largo plazo del efecto de estas vacunas? ¿Es la tercera dosis realmente necesaria para reforzar la inmunidad, una inmunidad que parece que en el caso de Pfizer se reduce con el tiempo? ¿O es resultado de una política confusa y precipitada que terminará en un beneficio millonario para las farmacéuticas?
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En cualquier caso, el debate está servido y se hace eco respecto a otras vacunas anuales que se inyectan a nuestros mayores, como la de la gripe. Veremos.