La cuestión de magnificar las cosas es meramente transitoria e irreal que está soterrada bajo la insoportable levedad del ser.
Entretodos
Al estar intrínsecamente limitados, necesitamos retar nuestras dudas existenciales con actuaciones revolucionarias y dubitativas.
Nuestro espíritu inconformista y disperso siempre tendrá la posibilidad de decidir sobre la incongruencia del absurdo, que no es otra cosa que la ignorancia supina hecha a nuestra imagen y semejanza.