La 'consellera' de Treball, Afers Socials i Famílies', Dolors Bassa, ha publicado recientemente en EL PERIÓDICO un artículo explicando los principios y funcionamiento de nuestro sistema de protección de menores. Como en muchos otros ámbitos, podemos compartir buena parte de la teoría, pero la práctica deja mucho que desear.
Entretodos
Apunta la 'consellera', por ejemplo, que 40 jóvenes que pasaron por el sistema están hoy en la universidad, pero ignora los cientos de casos que fracasan, o la multitud de quejas que nos llegan a las asociaciones que trabajamos por un sistema más justo. Familias que no entienden que restablecer los vínculos familiares singinifque ver a sus hijos una vez cada 15 días, y un largo etcétera de disfunciones graves que se dan en una realidad paralela a la descrita por la 'consellera'.
Son problemas que vienen de lejos, ante los que no podemos seguir mirando hacia otro lado. Ya está bien de ponernos una venda en los ojos ante tanta injusticia, en un ejercicio mal entendido de corporativismo político o de cualquier otro tipo. De ampararnos en estadísticas que admiten otras interpretaciones diferentes de las que se dan. Debemos empezar a cambiar este modelo que tiene heredados demasiados vicios del pasado, empezando por garantizar el derecho real y efectivo a la defensa ante las decisiones administrativas, derecho hoy inexistente a decir, entre otros, por reconocidos juristas. Si no, todo pierde credibilidad, empezando por el modelo de país que queremos crear.
Francisco Cárdenas, presidente de APRODEME, Asociación para la Defensa del Menor