Cuando se contrata un seguro, uno lo hace convencido de que servirá para cubrir los accidentes o incidentes que pueda tener en su vida diaria, sea con el coche, la motocicleta, la vivienda, etcétera. Pero en ocasiones, eso que parece tan fácil, no lo es. En realidad la frase aquella de "contrata un seguro, pero mejor que no tengas que hacer uso de él", suele ser bastante cierta.
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El pasado año, a primeros de septiembre, mi vecino del piso superior originó algunos daños en mi vivienda debido a una fuga de agua producida en su conducción de agua. Después de varios días (doce o trece) poniendo cubos, ya que este buen señor no quería cerrar su paso de agua general (así somos a veces de civilizados), su compañía de seguros llamada ADESLAS de La Caixa, le soluciono su escape. A fecha de hoy, febrero del 2.016, cuatro meses después de la fuga, tanto su compañía, como la mía, el RACC, siguen sin solucionar los problemas de mi vivienda, tanto de pintura como de muebles estropeados. Eso sí, cuando les llamas por teléfono siempre es a una línea 902, que les ayuda a aumentar sus beneficios y el timo al que someten a sus clientes.
¿Sirve de algo contratar un seguro? ¿Tenemos los ciudadanos, alguna posibilidad de defendernos ante los abusos diarios de estas compañías?