Vivir solo, sin tener que dar explicaciones ni pedírselas a nadie, entrando y saliendo cuando se quiere, sin malas caras, sin discutir, puede parecer una fiesta, pero llegar a casa y encontrarla en el más absoluto silencio, a todas horas y todos los días, quizás no lo sea tanto.
Entretodos
Cuando la soledad es impuesta por las circunstancias hay que aprender a vivir con ella, a vivir con el silencio, con el silencio de la soledad. Si la eliges procura dejar el altavoz encendido para encontrarte con la música cuando entres en el hogar y romper así el silencio. Un silencio que a veces se paladea y otras se detesta.