Peligroso, sí, y cercano al neoliberalismo. Por eso me dio un vuelco el corazón al escuchar a Pere Navarro, director general de Tráfico, justificar la implantación de peajes en las carreteras que financien su conservación y mantenimiento, sosteniendo que el que las use, las pague. Por la misma regla de tres se puede exigir que el que use universidades, colegios y hospitales los paguen. O, lo que es lo mismo, y al más puro estilo liberal, sálvese quien pueda.
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Los impuestos, con criterios de justicia social y equidad, evitando fraudes y abusos, son la forma de redistribuir la riqueza y lograr un mundo más ético.