En este momento crucial de los estertores del procés, sencillamente lo que impide aceptar que el órdago fracasó es cómo salvar al soldado Puigdemont.
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Si este se rinde, aceptando que no puede ganar, los que han ido a todas las manifestaciones del 11 de septiembre se rebotarían como locos hacia los que los han utilizado como carne de cañón.
Puigdemont, uno de los peores políticos que hemos soportado en nuestra Catalunya, como la inmensa mayoría de los mediocres y de los malos políticos, intenta que le inmolen para salvar a lo menos su honrilla.