A la familia de Rita Barberá le doy mis más sentido pésame, porque creo que son quienes sienten de veras tal irremediable pérdida, y separo a su "querido partido" de tal sentimiento porque creo sinceramente que la acabaron considerando un estorbo dado que se vio involucrada en los casos de corrupción, blanqueo de dinero y financiación ilegal del PP en su tierra natal.
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El Partido Popular, una vez que consiguió su baja definitiva, se cree en el derecho de llorarla, y a mi entender debiera de darles vergüenza tal acercamiento ahora que ya no está y no puede hablar de cuanto sabía de sus "entrañables" compañeros, que la han ido dejando sola, aunque protegida y aforada en el Senado y con unos emolumentos de más de 7.000 euros mensuales.
Caminaba lentamente y con cierta torpeza cuando iba, solitaria, a la Cámara Alta, buscando aquel afecto de antaño. Las cámaras pudieron registrar aquello de "¡Margui, que no me has saludado", y a Margallo que educadamente se le acerca y se dan un par de besos. Por su expresión se la veía cansada, más delgada y aparentemente envejecida. Ahora hemos sabido que su salud ya estaba débil.
Opino que el Tribunal Supremo al que Rita ya fue a declarar como imputada, debe seguir su gestión investigadora aunque tal fallecimiento ya impida un juicio, pero hay datos que pueden ser reveladores y no sé si suficientes para dar luz y hacer justicia a otras posibles responsabilidades del PP.