En apoyo del señor Mariano Turégano, quiero comentar que mi padre vive en una residencia de Barcelona, ya que tiene alzhéimer. Está en lista de espera de plaza pública y va gastando los ahorros de toda una vida de esfuerzo y trabajo en pagar una residencia privada.
Entretodos
He visitado bastantes residencias y he comprobado que, ya sea pública o privada, hay poco personal (por las noches una persona se ocupa de 25) y poco formado, con muchas horas de trabajo duro y mal pagado. El espacio en muchas de ellas es muy reducido y no tienen un lugar al aire libre donde estar o caminar de manera que los residentes permanecen enclaustrados, en unas dependencias mínimas, horas y horas, la mayor parte de estas sentados. Debido al reducido espacio para caminar, la mayoría de personas dejan de hacerlo en poco tiempo.
Tampoco hay suficientes lavabos y no son fáciles de encontrar o acceder desde la habitación, con lo que se favorece la incontinencia y en muchos casos se pone pañal para evitar problemas.