Cualquier tipo de represión es censurable y raya siempre la irracionalidad, la insensatez y siempre restringe derechos y libertades y ataca a derechos humanos inviolables. Pero si a esa represión le unimos que la actuación represiva es desmesurada y fuera de la ley, podríamos decir que es una represión imputable y delictiva, que la primera consecuencia debe ser la expulsión del cuerpo policial de aquellos que lo han hecho y de los mandos que lo han permitido, e incluso deben pedir perdón aquellos que en última instancia tienen el cargo superior y han permitido, con su silencio, la represión incontrolada, absurda e irracional.
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Todo esto viene a cuento, con la represión irracional que se llevó en la terminal del aeropuerto de Barcelona, donde la policía, de manera ilegal, pues no está permitido en Catalunya, utilizó las pelotas de goma, ocasionando heridos y uno de ellos con la gravedad de posible perdida del ojo. No hay ninguna justificación para utilizar la violencia represiva utilizando armas que pueden ocasionar daños irreversibles y no saber utilizar la palabra y el diálogo. Y lo peor, nadie puede justificar esa violencia represiva y dañina para indicar que es la única manera de parar y cortar situaciones pacificas, que solo la represión incontrolada e irracional las convierte en una explosión de actos violentos por parte de todas las partes. Más diálogo y menos represión. Y, sobre todo, cumplimiento de la ley. Nada ni nadie, y menos el sistema policial, que se supone debe estar para defender la ley, puede utilizar para que se cumpla métodos represivos irracionales y que estén fuera de la ley.