De todos es sabido que los órganos de justicia deberían actuar de manera imparcial y sobre todo ser independientes. Pero, por desgracia, y viendo sus últimas actuaciones y resoluciones, algunos órganos de la justicia española se están caracterizando por lo contrario, lo que los está convirtiendo en otro partido político al servicio de unos determinados intereses e ideologías. Sus resoluciones, una y otra vez, defienden a los que más tienen y son afines a sus postulados conservadores, en perjuicio de los que adolecen de recursos y son contrarios a sus principios ideológicos.
Entretodos
Con sus argumentaciones falaces y a veces insensatas, imponen sus intereses políticos frente a la sensatez y la racionalidad. Y, ante todo, demuestran que se están tomando posturas políticas extremas más acordes con épocas pasadas y con cierto cariz dictatorial, cuando archivan causas que claramente demuestran xenofobia, ataques a la igualdad y la convivencia, con la excusa de una falsa libertad de expresión.
La no renovación (por intereses políticos, por la negativa fundamentalmente de la derecha y la ultraderecha acompañada por los falsos liberales, pese a ser este hecho inconstitucional) de órganos tan importantes como el Tribunal Supremo, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo e incluso el Tribunal Constitucional no está ayudando en nada. En realidad, estos partidos conservadores, con su bloqueo, están secuestrando de manera anticonstitucional a estos órganos, lo que provoca una paralización interesada o, peor, una politización de la justicia española, cosa que solo se comprende por el objetivo de continuar teniendo a su favor a dichos órganos judiciales. ¿Por qué no dimiten?