Sin duda alguna el registro de la residencia del expresidente Trump no solo pasará a la historia, sino que, además, tendrá consecuencias inmediatas. Desde hace mucho tiempo, la pregunta que una gran mayoría de ciudadanos (americanos y también de otros países) nos hacemos sobre Donald Trump es ¿cómo un personaje de esas características ha podido llegar a ser presidente de los EEUU? Y, seguramente, la respuesta engloba varios parámetros: un gran poder económico, buenos abogados y asesores y, por supuesto, una gran dosis de populismo y de mentiras.
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Si Trump pudo saltar los innumerables obstáculos y filtros legales para llegar a ser presidente de su país, ahora no tendría ninguna lógica que guardara algún documento comprometedor en su casa de Florida. Por lo tanto, estoy absolutamente convencido de que este registro (obviamente autorizado por un juez debido a que existen indicios creíbles de la comisión de un delito) ha sido un terrible error. El partido republicano sacará sus respectivos beneficios; la cadena Fox News tendrá tema para largo y, lo peor de todo, el país cada día estará más dividido.
Registrar el hogar de un expresidente solo debería producirse cuando, como consecuencia de un detallado chivatazo, se tiene la absoluta seguridad de la existencia en aquel lugar de los documentos que acreditan y concretan alguna culpabilidad.