Justo el otro día le comentaba a un buen amigo mío que quizá es el mejor momento para leer uno de los clásicos del siglo pasado: 'Rebelión en la granja', de George Orwell.
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En mitad de la guerra entre Ucrania y Rusia, la lectura de la novela sobre unos cerdos que se apoderan por completo del control de una granja a costa de los demás animales de forma autoritaria ha vuelto a la orden del día. La novela fue publicada originalmente en 1945 y en años se ha convertido en una de las fábulas más famosas de la historia de la literatura. Una metáfora atemporal y construida de manera inteligente (sobre todo para la época en la que fue escrita) sobre el régimen soviético y el socialismo totalitario que logró corromper a toda la Unión Soviética. No hay más que fijarse en el nombre y la comparación de los personajes de la fábula con la realidad. Napoleón, Snowball, Cerdo Mayor… o de otra manera: Stalin, Trotski, Lenin… Hasta Hitler tenía su adaptación en esta novela.
Se suma ahora Vladímir Putin a esa larga granja de personajes históricos que utilizó su poder para corromper a toda una granja. Sus últimos 20 años ya habían sido algo destacable, pero con el inicio de la guerra contra el país vecino, con sus discursos populistas culpando a la OTAN, o con sus justificaciones de una invasión premeditada, ha pasado a otro nivel.
En nada tenemos a los allegados de Putin en Rusia clamando al pueblo: "¡Camaradas, nos han traicionado!".