Tal vez Rajoy nunca haya sido chantajeado. Tal vez. Lo alarmante es que conociendo el presunto entramado mafioso que ahoga al PP, es algo totalmente posible.
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La oposición, antes de su investidura, ya conocía todos los casos de corrupción que acorralaban al partido que actualmente nos gobierna cuando Rajoy ocupaba cargos muy relevantes. Y Rajoy siempre apoyó a los investigados denunciando persecuciones y causas generales contra su formación.
A pesar de todo, parte de esta oposición prefirió entregarle el Gobierno, por acción u omisión, sin recordar lo que Julio César afirmó sobre la honestidad: "No basta con serlo, también tiene que parecerlo". Y el Partido Popular, ni entonces parecía honesto, ni ahora lo parece. Por ese sinsentido, en estos momentos, los españoles debemos soportar lo intolerable: nuestro presidente, en el ojo del huracán bajo la turbadora sospecha de la duda.
El PP debe refundarse o nunca le abandonará el estigma de la corrupción.