Como su nombre indica, el terrorismo persigue aterrorizar a un pueblo, a una socidad, y no debemos permitir que consigan sus objetivos. Cada día mueren decenas de personas en accidentes de tráfico, pero cada día cogemos el coche. No dejemos que consigan sus objetivos, que no nos acobarden, que no cercenen nuestras libertades, que no siembren el odio entre los pueblos.
Entretodos
Que la sangre de las víctimas no sirva para irrigar más violencia sino para fortalecer nuestra fe en la humanidad y preparar el camino hacia la paz, la justicia y la libertad. De nosotros depende aceptar el "regalo" o escupirlo en la cara de los asesinos.