Leo últimamente muchas cartas de gente muy preocupada por las limitaciones que se preven imponer a los coches contaminantes en días de elevada contaminación, que como mucho llegan a ser dos o tres días al año. Resulta que eso preocupa muchísimo a quienes van en coche.
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La verdad, me hubiese gustado que se expresara el mismo nivel de preocupación por el hecho de que seamos una de las ciudades más contaminadas de Europa, por los cientos de muertes al año que causa directamente la contaminación (muchísimas más de las que causan los accidentes) o por el daño que esa contaminación causa al desarrollo intelectual de nuestros niños.
También me hubiese gustado leer más preocupaciones por tener más y mejores alternativas al coche, como la unión del tranvía por la Diagonal, un proyecto que de modo insólito lleva en el limbo desde hace más de una década, pese a estar aprobado por absolutamente todas las instancias, y que solo depende de que el consistorio apruebe adelantar el dinero a la Generalitat -que tampoco parece preocuparse por la contaminación, nuestra salud, ni el transporte público, y está más por dar pie a las puyas de su partido en la oposición municipal- pues si la Generalitat hiciera su parte, solo habría hecho falta un acuerdo de Gobierno municipal, y las obras ya estarían en marcha o incluso concluidas.
Pero no, parece que lo que más preocupa son esos dos o tres días al año en que no se podrá entrar a Barcelona con algunos coches. 'Déu n'hi do'.