A pesar de lo que afirman muchos entendidos, la robotización de la economía creará mucho desempleo. Ya Keynes, en su día, alertó sobre el paro tecnológico. Si la finalidad de la robotización es la sustitución de personas por máquinas, indudablemente el desempleo aumentará.
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Tal vez la fabricación de robots creará puestos de trabajo, pero serán menores que los perdidos por la robotización. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el empleo en el mundo, y en España en particular, está muy precarizado, y existe el peligro de que empeore aún más. La primera revolución industrial fue la del motor de vapor; la segunda, la de la electricidad y las cadenas de montaje; la tercera, la de los ordenadores; y la cuarta revolución o revolución 4.0 le ha tomado ahora el relevo con la tecnología digital, la inteligencia artificial, la globalización y la hiperconectividad. El Foro Económico Mundial, una institución internacional que fomenta la colaboración entre el sector público y el privado, asegura que la robotización trastocará el mercado laboral. El Foro Económico Mundial recalca que en el 2017 los humanos fueron responsables del 71% de las horas trabajadas, y las máquinas, del 29% restante. Los porcentajes se invertirán en el 2025 (humanos, 48 %; máquinas, 52%). En suma, las perspectivas no son halagüeñas. Sólo el futuro dará y quitará razones.