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Por qué el machismo es tóxico

BILBAO Manifestantes de la ciudad vasca hacen el gesto triangular del feminismo con sus manos. / RICARD CUGAT

Es evidente que la mayoría de hombres y mujeres nos hemos educado en los estereotipos del machismo, asumiendo, sin más, las reglas patriarcales imperantes en la cultura ancestral heredada: el predominio de la fortaleza de cuerpo y de carácter en los hombres ('los hombres no lloran', nos dijeron) o el papel de autoridad en la familia ('el hombre de la casa' o 'el que lleva los pantalones'); y la fragilidad y el recato en las mujeres ('el sexo débil' o 'siéntate bien') o el predeterminado papel de esposa y madre; 'te vas a quedar para vestir santos' o 'se te va a pasar el arroz', son solo algunos ejemplos de los cientos que sin duda hay.

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Y es igualmente evidente que las sociedades cambian a la velocidad que cambian la sensibilidad y la comprensión del mundo en las nuevas generaciones. Los cambios morales que corresponden de facto al mundo actual generen rechazo a quienes están más arraigados en su mundo 'en mis tiempos', dicen los viejos frecuentemente, como si éste no fuera ya 'el suyo'; esto no significa que los valores anteriores sean mejores ni que haya que conservarlos.

Se quiera entender y aceptar o no, el machismo, los actos propios de una comprensión androcéntrica de la realidad, es tóxico, muy tóxico. No todos los hombres matan o agreden a sus mujeres, pero el machismo agrede y mata. No todos los hombres desprecian a sus mujeres, pero el machismo desprecia. No todos los hombres acosan a las mujeres, pero el machismo acosa. No todos los hombres discriminan a las mujeres, pero el machismo discrimina. Por eso, y por tantas otras conductas similares, el machismo es tóxico, como tóxicos son las mujeres (que las hay) y los hombres machistas.

Lamentablemente cuesta un enorme esfuerzo limpiarse de ese pringue ideológico incrustado en nuestras costumbres, detectar esas conductas tóxicas y liberarnos de ellas. Por eso, son absolutamente imprescindibles las reivindicaciones del movimiento feminista (laborales, sociales, conductuales, etcétera) así como los rigurosos análisis de los feminismos actuales.