He tardado, pero finalmente me he dado cuenta. Nuestra sanidad es, en términos de medicamentos, deficiente. En los últimos años, más de 400 medicamentos han dejado de formar parte del grupo de fármacos a cargo de la Seguridad Social. Con la promesa de que todas esas medicinas iban a tener un precio muy reducido, parecía que el impacto de esta decisión no implicaría cambios en nuestros bolsillos. La realidad ha sido otra. Sin ir más lejos, la semana pasada, mi hermana fue al médico y de cuatro medicamentos solo uno se lo subvenciona la Seguridad Social. Los tres restantes no son precisamente económicos. Lo que no se ha reducido es nuestra contribución en Sanidad. El estado del bienestar hace aguas por todos los lados pero con la salud de las personas no se juega.
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