La reciente campaña a las elecciones al parlamento de la Comunidad de Madrid nos ha permitido constatar que la estrategia de marketing político ideada por Steve Bannon y que han seguido en sus campañas mandatarios como Trump, Bolsonaro y Salvini ha venido para quedarse.
Entretodos
Bannon, conocido como la mano invisible del populismo, propugna un manual donde el desprecio por la verdad es dogma, y haciendo gala de un extraordinario cinismo tacha las mentiras de "hechos alternativos".
Es un hecho de una extrema gravedad normalizar la mentira en política, normalizar la destrucción del adversario de la manera que sea y basar la campaña electoral en cuatro eslóganes malintencionados sin hacer la mínima incidencia en propuestas reales para mejorar la vida de los ciudadanos. Esta normalización por parte de los ciudadanos de hechos que no deberían ser normales es un terreno abonado para el populismo y los líderes como la señora Ayuso o el señor Abascal.
Las señales son muy claras; actuamos ahora o no podremos quejarnos más tarde. Combatir de manera firme las mentiras en política es una obligación a la que todos los políticos y medios de comunicación se deberían comprometer, pero también los ciudadanos deberíamos aumentar nuestro nivel de exigencia al respecto.