Luctuoso balance. Cuatro personas fallecidas, dos de ellas menores, un bebé y una criatura de muy temprana edad, a consecuencia de un fatídico incendio declarado en un local, antaño sucursal de una entidad bancaria, ocupada irregularmente por los finados. Producen una enorme tristeza y consternación sucesos de esa naturaleza en una zona de clase media e incluso acomodada de Barcelona.
Entretodos
La realidad es tozuda. Personas en situación de emergencia habitacional que se hallan en la miseria. No es la primera vez que acontecen muertes de personas vulnerables. Es hora de exigir con determinación responsabilidades. A la Administración pública por no prestar de forma eficiente los servicios sociales a una familia necesitada, con menores a su cargo, en situación de desamparo y también a la entidad bancaria por su desentendimiento y pasividad. Los vecinos advertían del riesgo de que pudiese ocurrir una desgracia. El seguimiento policial de la infravivienda, por lo acontecido, no fue adecuado. Deben activarse políticas sociales que aborden la situación de precariedad, de emergencia habitacional, evitando el alojamiento en condiciones infrahumanas y con exposición al riesgo. Falta compromiso, humanidad y solidaridad para quienes desesperadamente buscan cobijo y refugio residencial.