El otro día, paseando por las playas de Barcelona entre el Hotel W y el hospital del Mar, me fijé en que desde las torretas de salvamento se hace gala de un bilingüismo curioso: catalán e inglés. De las seis o siete torretas solo una tiene el español grabado como reclamo en caso de necesidad de socorro. Y yo, barcelonés que pago mis impuestos como todos, me pregunto ¿será que no tenemos derecho a recibir auxilio los que, siendo barceloneses, ejercemos nuestro día a día en español? ¿Será que solo los que saben inglés tienen ese derecho? ¿Será que los turistas de habla castellana solo pueden bañarse en un trozo de nuestras playas? ¿Será que el ayuntamiento recibe una prestación de Gran Bretaña para poner el inglés por encima del español? ¿Tanto cuesta incluir el español en los elementos públicos de un ayuntamiento que tiene que ser integrador y bilingüe? No creo que ningún barcelonés no entienda el mensaje aunque no esté escrito en español, pero, para sentirse que uno forma parte de un colectivo, los detalles importan, señora Colau.
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