La globalidad es irrevocable y gratificante, gusta la disponibilidad de información, pero los que somos de generaciones anteriores recordamos cómo era de nuestro agrado disponer de pequeños deleites como adquirir un 'compact disk' o un libro esperado, y cómo nos fortalecía en nuestras diarias responsabilidades este anhelo en las diferentes etapas vitales.
Entretodos
La educación en las diferentes franjas puede haber mejorado en muchos sentidos, y en la modernidad disponer de canales de YouTube y otras redes sociales es una ventura, como los 'e-books' en el gremio literario, y nos ofrecen la posibilidad de conocer novedades. Esta globalidad aporta igualdad en el mundo, pero puede que no se aproveche todo lo que nos podría ofrecer la modernidad.
A los soñadores innatos e idealistas nos haría ilusión ver una sociedad donde pudieran convivir ambas realidades, y donde fuese predominante la calidad, aprovechando lo más apropiado de la innovación junto con los placeres cotidianos de antes.