Estoy oyendo estos días declaraciones de algunos empresarios en foros y reuniones relevantes, principalmente empresarios del sector turístico y automovilístico, solicitando ayudas al Estado. Reconozco que la situación es muy especial y delicada, y que todavía no sabemos el alcance de los efectos negativos de esta pandemia en la economía española. Estoy totalmente de acuerdo que los agentes económicos principales se reúnan y alcancen un acuerdo consensuado, para intentar salvaguardar la actividad económica y, en consecuencia, los necesarios puestos de trabajo. Hay un nivel de correlación y dependencia tan grande entre estos tres agentes (empleados, empresarios y Gobierno) que sería muy difícil extraer un orden de preferencias.
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También es justo resaltar que sin esos impuestos que muchos empresarios consideran altos o incluso injustos, no sería posible materializar esas ayudas que actualmente los empresarios demandan. A grandes rasgos, hay que resaltar que el ingreso anual por el IRPF es de aproximadamente 87.000 millones de euros, por el IVA es de 75.000 millones, por los impuestos especiales recaudan unos 21.500 millones de euros y finalmente el impuesto de sociedades asciende a unos 22.500 millones de euros. IRPF e IVA son las partidas más importantes, sin incluir las cotizaciones a la seguridad social, que nutren la partida de ingresos de los Presupuestos Generales del Estado, y podemos deducir quién lleva la carga más pesada. Espero que aquellos empresarios que tenían alguna duda tomen conciencia de la importancia de la solidaridad y de su aportación al Estado, ya que eso, entre otras cosas, también permite la socialización de sus pérdidas y que no solo se acuerden de Santa Bárbara cuando truena.