Cuando han pasado unos días después de fin de año y todos vamos curados del resacón, sigue coleando como hace exactamente un año, el tema del vestido que eligió Cristina Pedroche durante las campanadas. Fue trending topic durante el 1 de enero, entre halagos y criticas, ella contestó en su Instagram que estaba orgullosa de llevar lo que le diese la gana. Esa publicación en la red social de fotos le provocó, como si de un eco del terremoto del día 1 se tratase, de otro aluvión de elogios y de criticas, y de estas últimas algunas bastante repugnantes, machistas y retrógradas.
Entretodos
Desde el por desgracia clásico "puta", "tonta" y "gorda", pasando por un "Gracias por la primera paja del año", a otros, para mi gusto todavía más ofensivos, como el "mereces que te violen". Toda una gran exaltación del cavernícola que todos llevamos dentro, todos y todas, porque muchos de los insultos antes citados eran escritos por chicas.
Y yo me pregunto: ¿No iban al final de la retransmisión más sueltos que la Pedroche esos supuestos expertos en moda de Telecinco que se quedaron en ropa interior, roja a la par que antigua? ¿No crees mujer que llamarle "gorda" pueda provocar que una chica acomplejada por su físico que lea el mensaje pueda creer que ella lo esta y comenzar su senda hacia la anorexia y la bulimia? ¿No creéis que llamar a alguien puta por la manera que tiene que vestir es algo retrógrado? ¿Para la siguiente tendría que ir con Burka o Nikab para que salga indemne de toda crítica?
Si lo que quería la Pedroche era dar que hablar, ha dado en el blanco, dando por sentado que de tonta no tiene un pelo. Eso sí, ha dado voz a miles de seres del averno con ganas de darle caña. ¿Mi opinión? Que vaya como le dé la real gana, la mujer debería ser libre de vestir-se como ella crea, hacer lo que ella quiera, y ser respetada. El gran problema es que, visto lo visto, no es así, y lo peor es que un gran número de personas que atentan contra la libertad de la mujer, son del género femenino.