Me fascina descubrir la forma que parece tener la gente de leer algunos artículos de opinión. En concreto, los mismos que leo yo. Intento siempre ver las cosas con objetividad, teniendo la razón como la brújula más fiable, y partiendo de la base de que todo debe ponerse en duda.
Entretodos
Un artículo es un conjunto de palabras que, por lo general, conforman frases. Las frases suelen tener un significado, aunque a veces tienen más. Otras, cuesta hacer que el significado que nosotros les damos comulgue con el de la persona que las ha escrito. Es normal, todo está sujeto a interpretaciones, y es lo bonito, ¿no? Si no, no existirían conceptos como 'opinión', u 'oposición'.
Leyendo los comentarios, me da la sensación de que, a veces, la opinión de alguien se cuela en el texto real, y que dicha persona, de forma inconsciente, inserta frases nuevas en él, en los espacios que quedan entre un punto y seguido, o una coma, y la letra siguiente. Así, el texto que lee esa persona difiere en gran medida del que estoy leyendo yo.
Ojo, yo tengo poco de objetivo. Soy humano, y como tal, tengo una opinión. Pero pienso que, quizá, creer que Pablo Casado (por poner un ejemplo), tenga razón en algo que ha dicho o ha hecho, y admitirlo en mi fuero interno, no me convierte en votante del PP, de la misma forma que, que un articulista reputado defienda un hecho concreto de alguien, y denoste el de otro, no le convierte en partidario de uno ni detractor del otro. No necesariamente, vaya.
Hay una frase muy bonita de Sabina que dice algo así como: "Las opiniones son como los culos, todos tenemos una".
Para aquel que piense que esta opinión es equidistante, le diría que en el único ejercicio en el que realmente somos equidistantes es en el de vivir y morir (e incluso ahí tengo mis dudas)