Tres jóvenes de origen subsahariano partieron como polizones en un barco el 17 de noviembre desde Nigeria con el objetivo de llegar a Las Palmas de Gran Canaria. Escondidos en la pala del timón de un petrolero, situados a apenas 500 metros del agua, han logrado sobrevivir a una travesía de once días a la intemperie y a merced de cualquier golpe de mar.
Entretodos
¿Hasta cuándo vamos a dejar que el mar Mediterráneo se siga convirtiendo en un cementerio? Estos tres adolescentes podrían haber muerto en medio del mar sin que nadie hubiera sabido de su existencia.
Es una situación muy difícil, pero a la que hay que poner remedio. Su vida no tiene un valor diferente a la nuestra solo por el hecho de haber nacido en otro lugar. No digo que abramos fronteras, sino que los gobiernos mejoren su situación para evitar que se lancen al mar jugándose la vida.