Se intuía, se sabía, y al final se ha ‘descubierto’. Ella misma ha sido la que lo ha hecho. Valiente, clara como siempre ha sido, demostrando un coraje que la dignifica, a ella y a todas personas del colectivo LGTBIQ. Personas que existen, que tienen una orientación sexual y emocional determinada y son libres para proyectarse como seres humanos con todos sus derechos y obligaciones.
Entretodos
Hartazgo de encubrimientos, armarios cerrados, miedo, tristeza, temor, depresión. Para esta sociedad hipócrita, engañosa, enraizada en conceptos religiosos o morales –inmorales- que criminalizan cualquier comportamiento que se aparte del estándar: tolerancia, respeto y convivencia es la terapia indicada.
Seguro que la ‘prensa amarilla’ aprovechará esta confesión de manera recurrente; muy mal. Esto debería quedar ahí como algo normal, sin flagelación ni aprovechamiento de ciertos medios para llenar espacios. Pero me temo que va a ocurrir lo que estoy pensando.
Estas declaraciones, de artistas populares y que por su perfil de cercanía llegan a una parte importante de la sociedad, son las que pueden desmitificar y normalizar esta realidad. En este país tenemos la suerte de que las leyes protegen y defienden a este colectivo. No ocurre así en todo el mundo; hay países donde la discriminación por orientación sexual llega a extremos de cárcel y pena capital.