Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

"El ocaso de los cantautores"

Joan Manuel Serrat, en Santo Domingo, en 2019. / Orlando Barría / Efe

La canción es el abrazo entre la música y la literatura, un maridaje entre dos de las artes hermosas que hemos sido capaces de crear. No entiendo por qué la literatura convencional desprecia a los cantautores y a su obra como un arte menor. En inglés, Bob Dylan y Leonard Cohen; en francés, Jacques Brel y Georges Brassens; en catalán, Joan Manuel Serrat, Raimon y Lluís Llach; y en castellano, también Serrat, Violeta Parra, Cecilia, Luis Eduardo Aute y Joaquín Sabina son ejemplos palpitantes de que la canción está al mismo nivel que las artes que en ella se hermanan.

Entretodos

Publica una carta del lector

Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web

El Nobel de literatura a Dylan me parece un acto de justicia por el nivel y el alcance de su trabajo, pero Serrat ha de ser el siguiente galardonado por la calidad, la humanidad y la magnitud de su obra.

El cantautor ha sido hasta hace una década la voz del pueblo, pero como nos cantaba Horacio Guarany, “Si se calla el cantor, calla la vida”, y por desgracia el cantor está amordazado, cuando no asesinado por los sicarios de la telebasura y la mordaza.

La música, la poesía, la justicia, la libertad, esas hembras que dieron a luz la utopía de un mundo mejor están perseguidas, violadas y secuestradas mientras nosotros pastamos en la vulgaridad y la falacia.

Liberemos a esas mujeres que han luchado y sufrido por un mundo mejor, por nosotros, por nuestros hijos y por el futuro de esa humanidad teledirigida por 'tablets' y 'smartphones' (los nuevos flautistas de Hamelín) hacia el precipicio de la mediocridad y el borreguil conformismo. “Para la libertad, sangro, lucho y pervivo… para la libertad" (Miguel Hernández).